viernes, 23 de abril de 2010

¿Porqué compartir nuestra fe?

¿Apartas tu tiempo para orar? ¿Dónde oras y cómo oras? Jesús desea que se hagan oraciones para que todos sean salvos. Él conoce las consecuencias eternas de las personas al aceptar o rechazar a Jesús como Salvador.

Por Evelyn Christenson

Durante sus tres años y medio de ministerio, Jesús de forma metódica enseñó a sus discípulos sobre lo que le sucedería a las personas después de la muerte. Antes de enviarlos a predicar al mundo, Él les enseñó cuidadosamente por qué todas las personas necesitaban la salvación. Y le confió a sus seguidores el secreto de cómo los seres humanos pueden prepararse para la vida eterna. Luego los comisionó y los envió a compartir el secreto con el mundo. Jesús les dio a sus discípulos el mayor privilegio que hay en el planeta tierra; el privilegio de guardar en sus corazones el único mensaje en el mundo que determina la eternidad del individuo.

Sólo dos tipos de personas

Desde nuestra perspectiva humana, nosotros vemos todo tipo de personas. Vemos ricos y pobres, educados y analfabetos, poderosos y débiles. Vemos conquistados o conquistadores, derrotados o victoriosos, prisioneros o jueces, esclavos o dueños. Pero a través de los siglos Dios ha mirado hacia abajo desde su mirador celestial y ve tan sólo dos categorías de personas -cizaña y trigo-. Él ve sólo una cosa dividiendo a toda la humanidad, lo aceptemos o no (Mateo 13:38-50).

Al explicar la parábola, Jesús primero destaca enérgicamente que había tan sólo dos clases de personas -cizaña y trigo-¡Todas las personas son, o hijos del reino, o hijos del maligno! Pero lo aterrador es cómo Jesús dijo que iban a terminar las dos personas. Él explicó que las cizañas crecían junto con el trigo en la tierra, pero que al final de los siglos la división iba a ser hecha en el tiempo de la siega. Y el destino eterno de las dos clases sería completamente opuesto: Uno disfrutará de las bendiciones futuras en el cielo y el otro sufrirá en el horno de fuego.

Con ese conocimiento viene la responsabilidad. Sin embargo, no sólo es nuestra responsabilidad, sino también lo es el incomprensible privilegio dado por Jesús de habernos confiado hoy el destino eterno de los perdidos. ¡No es sólo nuestra responsabilidad, sino nuestro privilegio!

Sólo dos reinos espirituales

Jesús no sólo enseñó a sus discípulos sobre los dos tipos de personas, sino que Él claramente explicó sobre los reinos espirituales en el universo. Es fácil para nosotros ver el mundo espiritual como una vasta tierra sin fin donde las personas están tratando de decidir si siguen a Cristo o van por el camino de Satanás.Pero Jesús enseñó que todo el mundo espiritual está dividido en sólo dos lados -el Suyo y el de Satanás-. El reino de Jesús es el reino de luz y el reino de Satanás el de las tinieblas. Y todo el mundo en este momento está en un reino o en otro.

Jesús nos dijo en Juan 12:46 por qué Él vino al planeta tierra: "Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquél que cree en mí no permanezca en tinieblas. Y a nosotros los cristianos se nos ha confiado el traer esa luz -Jesucristo- a aquellos que están perdidos en tinieblas".

Cuando oramos y alcanzamos a las personas con las buenas nuevas de Jesús, y ellos le aceptan como Salvador, la cosa más increíble sucede: Dios literalmente les arranca del reino de Satanás y les coloca en el reino de Jesús. Ellos se convierten en ciudadanos del reino de la luz. El evangelismo no es un proyecto, un acontecimiento o una tarea. Es: ¡cristianos rescatando cautivos del reino de Satanás!

Ahora que conoces que sólo hay dos tipos de personas y cuál es el fin eterno de cada una ¿te está pidiendo Jesús que hagas del evangelismo lo más importante de ahora en adelante?

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